La calidad media del cine coreano, al menos el que llega por estos lares, está suficientemente demostrada. Tanto en cine negro, de zombis, dramas costumbristas o experimentos audiovisuales tipo Hong Sang-soo, este pequeño país asiático siempre satisface al espectador que le da una oportunidad.
No obstante, si su calidad no nos sorprendía, sí lo hace el género de Parásitos, muy cercano a la novela picaresca que tan bien encaja con muestra tradición hispana. El ingenio para las trampas, la simpatía arrolladora esencial para el trabajo de timador, la tensión inherente al miedo a ser descubiertos y el azar que habitualmente juega a favor del trilero, son algunos de los ingredientes que enriquecen esta peculiar producción.
Su guion es ordenadamente complejo y no deja de dar giros que impiden que decaiga el interés con la aparición de nuevos personajes y aprovechando incluso recursos naturales como las lluvias torrenciales que desatarán la explosión final.
Es verdad que la trama se alarga en exceso, pero el cambio de tono que se da en el desenlace –cuando sale a flote el trasfondo sociológico e irrumpe con violencia lo que, hasta entonces, podía parecer solo un juego de caraduras– hace que ese metraje sobrante cobre verdadera importancia.
Engrandece, por tanto, esta película, la inteligente fusión entre fondo y forma. La descripción de dos grupos sociales, con sus distintos ambientes, modos de vida, gustos etc., se muestran con una poderosa fotografía y una planificación soberbia.
Las líneas limpias, monócromas, luminosas y diáfanas de la minimalista vivienda de los Park contrastan con los estrechos, angulosos y desordenados cubículos del semisótano de los Kim. La cámara, sin embargo, retrata a ambos con la misma quietud y objetividad, dejando que sean los propios elementos escenográficos los que ilustren sobre el entorno de los protagonistas.
Son demasiadas las escenas brillantes, prácticamente todas las del film, por lo que sería reduccionista citar alguna. Cualquiera de ellas es una lección de cinematografía, sobre todo cuando vamos descubriendo que la igualdad en el trato con el que trabaja la cámara, paralelo a la aparente afabilidad de la convivencia entre las dos familias, encubre un fondo totalmente diferente que se irá revelando muy poco a poco.
Parásitos, por tanto, se presenta como una cinta mayor, donde la historia costumbrista y picaresca va soltando cargas de agridulce profundidad, impulsada por el lenguaje audiovisual, donde hasta el olor juega un imprescindible papel.
Firma: Esther Rodríguez
Director: Bong Joon-ho
Guionistas: Bong Joon-ho, Jin Won Han, Kim Dae-hwan
Intérpretes: Cho Yeo-jeong, Choi Woo-sik, Jang Hye-jin, Lee Seon-gyun, Park So-dam, Song Kang-ho
País: Corea del Sur
Fecha estreno: 25/10/2019
Lenguaje: Vulgar
El señor Kim malvive con su familia en un semisótano de Seúl. Su mujer, su hija mayor y su hijo adolescente, se las ingenian para salir adelante mediante trabajos precarios o pequeñas trampas.
Cuando un amigo del hijo le pide que dé clases de inglés a la hija de una adinerada familia, verán una oportunidad de ir mejorando todos su nivel de vida.
Título original: Gisaengchung (Parasite)
País: Corea del Sur
Duración: 132'
Fecha producción: 2019
Distribuidora: La Aventura Audiovisual
Color: Color