Cuando Pixar estrenó Toy Story 2 en 1999, la frase “segundas partes nunca fueron buenas” perdió toda validez. Desde entonces, son muchas las sagas que en sus secuelas han igualado o incluso superado el film inicial. Y lo mismo pasa con la continuación de las aventuras domésticas de Javier, Marisa y compañía.
Dudo mucho que Santiago Segura intente hacer una saga sideral con pretensiones planetarias, pero lo que ha conseguido es mucho más difícil. Hacer una comedia sencilla, ágil, atractiva para todas las edades, contemporánea y, a la vez, anclada en una tradición universal como es la familia, es algo que, tristemente, no es habitual en nuestras pantallas.
Segura lo consigue, y además por segunda vez. Engancha al espectador cómplice de sus desventuras pasadas y le embarca en un nuevo desastre, soslayando los elementos que puedan parecer una mera repetición del largometraje anterior.
La fuerza de esta trama está en la mirada amable y positiva con la que retrata tanto los personajes como las situaciones y huyendo, a la vez, de sensiblerías o dogmatismos panfletarios de lo políticamente correcto, mientras utiliza los tópicos en la medida adecuada para hacernos sonreír sin dañar ni encorsetar.
Se nota un esfuerzo para que todo encaje y, por eso, hay momentos en los que el guion resulta algo forzado. Sin embargo, la empatía que destilan las escenas lima las aristas que pudiesen perjudicar al relato. Incluso, se permite el lujo de reservar una sorpresa final que nos pilla a todos desprevenidos, y aún le queda munición para una última broma poscréditos.
En esta entrega, se revela de nuevo esencial el trabajo de todos los actores. Los niños parecen ya de nuestra propia familia y los adultos lucen la maestría de su registro de comedia. El resulta do es la naturalidad imprescindible para que esta historia cotidiana funcione. Incluso los cameos de famosos que salpican el metraje crean un ambiente de camaradería y buen humor que beneficia enormemente el discurrir de la acción.
Dicen que los buenos alimentos no necesitan aderezo; no obstante, Padre no hay más que uno 2, no sería lo mismo sin la banda sonora de Roque Baños. El compositor pasa desapercibido, como debe ser, pero juega en segundo plano intensificando el cambio de género en algunos momentos. Un toque de mafia para las amenazas, un tono de desamor nostálgico para el reencuentro en el supermercado e incluso resucitar a Oliver y Benji en el partido de futbol.
En definitiva, una película sencilla y divertida en la que todo encaja y en la que, a pesar de su liviandad, queda patente lo que más importa a todos. Y hacer esto, como en la propia vida, no es tan fácil como parece.
Firma: Esther Rodríguez
Director: Santiago Segura
Guionistas: Juan Vera, Marta González de la Vega, Santiago Segura
Intérpretes: Calma Segura, Carlos González Morollón, Leo Harlem, Loles León, Luna Fulgencio, Martina D'Antiochia, Santiago Segura, Silvia Abril, Sirena Segura, Toni Acosta, Wendy Ramos
Género: Comedia
País: España
Fecha estreno: 29/07/2020
Lenguaje: Coloquial
Javier cree que lo tiene todo controlado. Después de haber superado la semana a solas con sus cinco hijos y de que Conchi, el asistente virtual que inventó, sea todo un éxito, se ha convertido en un padre perfecto.
Sin embargo, todo puede cambiar ante la llegada de un nuevo miembro a la familia y, sobre todo, con la amenaza de que la abuela se instale en su casa.
Título original: Padre no hay más que uno 2: la llegada de la suegra
País: España
Duración: 96’
Fecha producción: 2020
Distribuidora: Sony
Color: Color