Oppenheimer

Oppenheimer es una película similar a la creación de su protagonista: un artefacto que se va construyendo poco a poco, con tiempo, y al final estalla. De este modo, nos encontramos ante un film con mucha fuerza visual, donde contrastan el color y el blanco y negro y donde el espectador puede llegar a sentir el terror ante una explosión en completo silencio, a base de luz.

Christopher Nolan permite que el público navegue entre el drama, el thriller psicológico y el suspense judicial con un buen guion que define correctamente a sus personajes e hilvana diálogos inteligentes. El cineasta dirige con pericia a un reparto de veteranos (encabezados por un brillante Cillian Murphy) que interpreta con soltura a sus complejos protagonistas.

La cinta propone un juego circular del tiempo en el que, entre ruidos y silencios, la audiencia se adentra en un dilema espinoso que también deja entrever la corrupción política. Aunque su excesivo metraje y la lentitud de su primera parte provoca que se haga larga, luego coge buen ritmo y su ambición y magnetismo la convierten en una producción maravillosa.

Firma: Patricia Amat