Noches mágicas

Paolo Virzì retorna más italiano que nunca con un film que llega, aquí, con dos años de retraso respecto a su fecha de producción. Francesca Archibugi y Francesco Piccolo colaboran con él de nuevo, como en El viaje de sus vidas (aunque por separado lo han hecho también en otros proyectos).

La película recoge los olores, colores, filias y fobias del cine italiano que aletea entre lo popular, e incluso tosco, y lo intelectual, y bastante decadente. Al hilo de este tono, el film se enmarca, en el segundo plano de varias secuencias,
con el fracaso de la selección italiana de fútbol en un pretérito Mundial.

A estos rasgos irónicamente decrépitos también se unen la colección larga y extensa de caracteres/personajes reconocibles en el histórico de la filmografía itálica. Incluso aparece, sin aparecer del todo, un Fellini a modo del fantasma más fantasma de todos los que pronto también quedarán atrás.

Y es que Noches mágicas, en una fina parodia (aunque cargada de pasajes grotescos más obviables), disfraza de fantasmas al mundo cinematográfico de la Roma de los años 90. Ancianos y jóvenes guionistas, productores y directores, sin dejar actores, van declinando como los días llegan a esas noches locas, excéntricas y rocambolescas que dibuja Virzì.

La ligereza final, el marco tan cinéfilo, patético y nostálgico del conjunto y la agotadora locura que lo envuelve dejan dentro a un público interesado más reducido.

Firma: Lourdes Domingo