Noche de paz

Noche de paz es aquello que precisamente uno no encuentra en esta película donde, como en muchas otras de su mismo género, la venganza se presenta como uno de los temas centrales. En este caso, la de un padre contra aquellos miembros de unas bandas callejeras, cuyo fuego cruzado acaba con la vida de su hijo.

Desde el inicio, con la secuencia de presentación, se muestran todas las cartas mal barajadas con las que jugará el film: violencia y acción en tropel, escenas sangrientas no aptas para aprensivos y ningún diálogo. Pues sí, el protagonista se queda mudo a causa de un disparo por parte de uno de los ejecutores de la muerte de su hijo y, de repente, todos los personajes parecen perder la voz –menos la radio que emite las noticias–. El largometraje se vuelve mudo, en todos los sentidos.

No solo la ausencia de palabra lleva a una gran inverosimilitud y a un importante tedio, sino que el argumento cae en una previsibilidad absoluta. Así pues, uno espera encontrar el entretenimiento que lo salve todo en los momentos de frenetismo, pero eso no llega y tan solo se presentan luchas e intercambios balísticos sin vigor y repetitivos. A todo esto, se le añade una actitud sentimentalista que, desde los flashbacks que tratan al espectador de limitado hasta el último acto, busca emocionar sin lograrlo.

Firma: Yoel González