No hables con extraños

Quizá no era necesario hacer un remake de una película tan solo dos años después de su estreno, pues es más fácil ver los fallos al comparar ambas. No obstante, el que no haya visto la original puede encontrar un producto entretenido en No hables con extraños. Además, esta versión está dirigida a un público más amplio, pues cuenta con momentos aparentemente idílicos que la alejan del terror.

Los primeros tres cuartos de la cinta transcurren con más tranquilidad y generan una angustia psicológica, pero sin abusar de recursos efectistas. En ese tramo, la interpretación de James McAvoy es electrizante, pues con sus expresiones y cambios repentinos logra inquietar al espectador.

Con un ritmo acelerado en sus últimos minutos, el film logra cerrar con acción y efectividad, sin olvidar el toque edulcorado hollywoodiense que parece obligado en sus producciones.

Firma: Patricia Amat