Museo

Museo resulta el segundo largometraje del director Mexicano Alonso Ruizpalacios tras su ópera prima Güeros, estrenada en 2015. Esta producción se alzó ganadora del Oso de Plata al Mejor Guion en el Festival de cine de Berlín así como el Premio a la Mejor Dirección y Premio del Público a Largometraje Mexicano en el Festival de Morelia. Ruizpalacios  pone el punto de partida de la película en un hecho real, el acaecido la noche de Navidad de 1985, cuando Carlos Perches Treviño y Ramón Sardina García, dos estudiantes de veterinaria, aquí rebautizados como Juan y Benjamín, robaron 140 piezas prehispánicas del Museo Nacional de Antropología e Historia de México. Este episodio también aparece dentro del documental Bellas de Noche (2016) de la también mexicana María José Cuevas.

Sin embargo, a pesar de esta premisa, que para muchos puede resultas más que sugerente, Museo no es la historia de un robo, sino la historia de Juan (Gael García Bernal) y de su amigo y compañero Benjamín (Leonardo Ortizgris), dos personajes que adentrados ya en la madurez, no han conseguido trascender en nada en la vida y ven en el robo una manera (a todas luces inexplicable) de resaltar una existencia insignificante.

Juan es un personaje frágil, vanidosos y pícaro, más osado que sensato, que intenta probarse ante su padre, a quien nunca ha conseguido enorgullecer. Ese rechazo paternal y de gran parte de su familia desencadenan una crisis de autodestrucción a la que arrastra a Benjamín, obediente y pusilánime, el único elemento de su vida sobre el que puede ejercer algún tipo de control. Alonso Ruizpalacios vuelve a mostrar una de sus virtudes, su gran habilidad narrativa. La manera de contar la historia es tan o más importante que la anécdota misma. Con mucho esmero por las imágenes y unos encuadres sumamente cuidados, Alonso va contando la historia través de un entretenido montaje. Mención especial merece la música de este film, a cargo de Tomás Barreiro.

Si bien al metraje le sobran unos cuantos minutos, y hacia la segunda mitad se puede hacer un poco pesado, el resultado de la cinta es notable. Un elaborado trabajo de producción que nos permite adentrarnos un poco en el calificado en México como ‘robo del siglo’ con un botín de precio incalculable pero sin ningún valor en el mundo real.

Firma: Oriol de Ribot