Mudar la piel

Ana Schulz debuta en el cine, en todos los campos, escribiendo y dirigiendo un interesante y entregado homenaje a su padre, Juan Gutiérrez, quien durante los años duros de ETA trabajó incansablemente por lograr un acercamiento entre terroristas y gobierno.

Aparte del valor histórico que el film puede tener, Schulz centra la trama en su aspecto más personal. Por un lado, el retrato de su padre, cántabro emigrado a Alemania para librarse de la opresión franquista; y por otro, la incomprensible amistad que mantuvo, y lucha por mantener, con quien le engañase para acercarse a él y acabase traicionando su confianza al revelar información confidencial.

Las buenas intenciones de los realizadores quedan patentes y salvan una película a la que le sobra metraje y efectismo. El mensaje se transmite con claridad, pero se abusa de los silencios, de los fundidos en negro, de los planos fijos de paisajes y de encuadres arriesgados que, sin negarles la originalidad o belleza, no aportan ningún significado adicional y quedan solo como un innecesario ejercicio barroco para enriquecer un documental cuya historia, por sí sola, ya hubiese bastado.

Firma: Esther Rodríguez