Money Monster

Jodie Foster (El pequeño Tate, A casa por vacaciones) dirige un guion que intenta aunar el leitmotive de la crisis moral de las finanzas con la televisión en directo y las comunicaciones digitales. Para ello ha contado con dos profesionales (Alan DiFiore y Jim Kouf) acostumbrados a proyectos televisivos como Grimm, aunque también a idear algún argumento y personajes como los de La búsqueda. A este equipo se unió Jamie Linden que ha escrito libretos acaramelados como el de Querido John, pero también tan idealistas, Equipo Marshall, como el de Money Monster.

Las expectativas que levanta el film con Foster a la cabeza técnica y con George Clooney y Julia Roberts a la cabeza del reparto son altas. Sin embargo, al poco de enrolarse en la historia, el espectador se encuentra ante un esquema clásico y previsible de secuestrador con rehenes. No me extiendo mucho más para no rebelar nada, a pesar de que su estructura dramática está muy pero que muy vista.

Es curioso que esta cineasta –que se prodiga poco tras las cámaras– retorne con tan poco que ofrecer tras la más novedosa El castor en 2011. La mayor parte del film se basa en golpes de acción, amenaza de bomba y giros más efectistas que realmente narrativos. Mientras, no obstante, se deja para el último tercio toda la enjundia de una investigación que podría haber comenzado antes en la trama para hacer más interesante el argumento.

Desde el punto de vista del ritmo, todo lo anterior se nota como una rémora, como también se nota que falta poder de sugerencia en el montaje. Por todo esto, y por un George Clooney más flojo que nunca en su expresividad, estamos ante un refresco de verano, que se viste de argumento serio pero que es gaseosa pura.

Firma: Lourdes Domingo