Miles ahead

Cheadle, Cheadle y Cheadle. Guinionista, director y protagonista de este film en el que como actor está inmenso, sepultado bajo un personaje histórico, torturado y genial que apenas deja emerger el físico del intérprete de Traffic o de Hotel Rwanda. Un diez absoluto ante la pantalla. Detrás de ella despunta con una dirección original, muy estética y respetuosa con las atmosferas por las que transita, tanto en las de los 50 como en las de los 70.

Sin embargo, su gran qué quizá resida en un guión, destensado en ocasiones, al que cuesta encontrarle un sentido global. ¿Por qué ha elegido la etapa oscura y yerma de Davis, un artista que estuvo en activo durante más de 40 años? Esta elección condiciona la narrativa de la película, que se sirve de los flashbacks para completar, más que un biopic, un retrato de la etapa más penosa de la vida de un hombre con un gran don.

Viéndola, no nos hacemos a la idea de cómo fue la vida de Miles Davis aunque sí de la sensación, chunga de verdad, que debían tener los que convivieron con él. Sin duda, se trata de algo que probablemente sea necesario para entender la música del rey del bebop, pero que a los no iniciados en las místicas del jazz, posiblemente, les resulte aburrido.

Firma: Anna Puigarnau