Madame Web

El universo Marvel lleva tanto tiempo ordeñando la misma vaca que, desde hace años, comprobamos que la leche se agota. Para alargar el producto, se va añadiendo agua a la fórmula (ya sean efectos especiales, cúmulos dramáticos, acción sin límite o nuevos personajes que hay que dar a conocer a la audiencia) y, en este caso, la proporción más alta se la lleva el insípido líquido. En Madame Web hay más argumento común que contenido Marvel.

Esta propuesta, claramente adolescente, recupera un personaje secundario (por no decir ocasional) del universo Spider-man y lo pone en primera fila. Para ello inventa unos orígenes que no encajan del todo. Los lectores de cómic o los informados encontrarán ciertas incongruencias entre el papel y la versión cinematográfica.

Dejando esto a un lado, el film nos presenta el principio de una nueva heroína que, a la vez, se convierte en maestra de tres futuras discípulas. Sin embargo, las casi dos horas que dura el film se encargan de poner las bases para algo que nunca llega. Y, es que, a Madame Web le hace falta una segunda parte que, por lo que parece, no va a tener.

Por tanto, la audiencia se queda con la composición de un equipo –Anya Corazon, Mattie Franklin y Julia Cornwall (una especie de Spider Woman)– que, como no tienen todavía los poderes y el entrenamiento, no pueden hacer frente a un villano de la talla de Ezekiel Sims. Así, los encuentros son casuales, las peleas son pocas y la lucha nada sugestiva.

S.J. Clarkson (Jessica Jones) dirige una película de superhéroes sin superhéroes pero, al fin, compone algo entretenido y lúdico que puede gustar a su público objetivo: adolescentes en busca de influencers. Madame Web es una opción de sábado tarde, palomitas y plan con las amigas.

Firma: Mar Pons