Luca

En los últimos años, Disney ha tenido una deriva hacia un tipo de animación realista, en torno a temáticas profundas o dramáticas. Sin embargo, con Luca regresa a la esencia de las historias sencillas, pero efectivas, capaces de transmitir gran sensibilidad y emoción. De hecho, Enrico Casarosa –que debuta tras dirigir el cortometraje La luna, nominado al Óscar– consigue transportarnos a un pueblecito idílico de la costa italiana, donde pueden sentirse los olores, sabores y sensaciones del lugar, rememorando el genio de producciones del estudio Ghibli.

En cuanto a los aspectos técnicos, las imágenes están llenas de texturas y colores vivos, escoltados por unas secuencias dinámicas y minuciosas en los detalles. De la misma forma, la narrativa económica acompaña a un perfecto equilibrio entre los momentos dramáticos y los cómicos. Todo ello adornado con una magnífica banda sonora que apela a ese bucólico imaginario ítalo.

Por lo que respecta a la narración, el film posee un trasfondo claro alrededor de problemáticas actuales como los prejuicios sociales o la inmigración. La historia sigue a un joven monstruo marino que quiere salir a la superficie para adaptarse en un mundo de humanos. Para evitar el rechazo y poder encajar, decide hacerse pasar por una persona corriente y esconder su realidad. Sin embargo, se podrían percibir alusiones a las dificultades y el repudio que pueden encontrarse las personas de colectivos minoritarios en la sociedad.

En resumen, Luca es un largometraje encantador, simpático y ameno de ver, con unos personajes cautivadores que caen bien en todo momento. Su metraje es perfecto, sin alargar ni aborrecer el relato. Con sencillez se construye un coming-of-age conmovedor e inspirador sobre la aceptación, la identidad, el valor de la amistad y la búsqueda de uno mismo. Al mimo tiempo, anima a abrazar las diferencias y fomentar un mundo más tolerante y diverso, que hará disfrutar a niños y adultos por igual.

Firma: Marta Vivas