Los Estados Unidos contra Billie Holiday

Billie Holiday fue una influyente cantante de jazz en Estados Unidos, cuyo tema Strange fruit le causó numerosos problemas. Debido a su testimonio de los linchamientos a afroamericanos, los federales emprendieron una persecución contra ella, para acallar su voz. Y a pesar del interesante recorrido de la artista en esta carrera de obstáculos, Lee Daniels dirige un biopic confuso y poco preciso que impide conocer en profundidad a la estrella.

El film parece querer mezclar la típica biografía de celebridades (como por ejemplo Rocketman o Bohemian Rhapsody) junto con la exaltación de un movimiento (igual que el #Metoo en El escándalo o Untouchable), en este caso la lucha por la igualdad de derechos entre blancos y afroamericanos. No obstante, en ambos propósitos se pierde.

Por un lado, la denuncia del racismo se hace a veces con excesiva moralina y discursos de pega, restando importancia al verdadero impacto que tuvo la actuación de Holiday. Y por otro, su vida personal se expone sin pretender ocultar nada –su adicción a la heroína o la colección de hombres con los que tuvo relaciones– pero también engrandeciendo ciertos aspectos para aportar reclamos, como un romance o su sexualidad ambigua.

El director utiliza recursos como el contraste entre el color y el blanco y negro (que intenta emular una película antigua sobre la lucha contra la discriminación) o el juego de voces que no coincide con la imagen, pero todo ello solo contribuye a evidenciar el desorden que reina a lo largo de más de dos horas. Sin embargo, Andra Day consigue disimular algunas carencias con su fascinante interpretación.

La cinta es irregular, poco sutil y, por momentos, parece simplemente la excusa para un posible Óscar a la actriz protagonista. Aunque se salva gracias a los maravillosos números musicales, es una oportunidad perdida para hacer un retrato riguroso y emocionante de la famosa intérprete. Además, la duración no ayuda nada, pues provoca que la historia se vuelva repetitiva y que el espectador acabe en bucle viendo las múltiples batidas de los federales, así como el frustrante declive de Holiday con las drogas.

De todas maneras, no deja de ser una experiencia musical disfrutable que goza de un gran trabajo del elenco.

Firma: Patricia Amat