Las hijas del Reich

Ante tanta oferta de films al hilo de la II Guerra Mundial, lo que distingue a cada uno es el particular enfoque del director y Andy Goddard ofrece otra cara diferente de ese conflicto bélico. Para ello, se basa en la historia real del Augusta Victoria College, un colegio de niñas –hijas de familias nazis– situado en el sur de Inglaterra.

La escuela enseñaba inglés a sus alumnas, así como también a encarnar el ideal de mujer socialista alemana –de hecho, el escudo de la institución llevaba tanto la bandera inglesa como la esvástica–. La cámara traslada a la audiencia a ese reducto nazi en Reino Unido, lejos de los campos de concentración, las ciudades invadidas o el terreno de batalla, pero donde igualmente se vivió el adoctrinamiento de Hitler.

Goddard aprovecha esa localización en la costa inglesa (Bexhill on Sea, concretamente) para enmarcar un thriller correcto. Aunque el arranque se percibe lento, pronto empieza el juego de espías, disparos, giros y traiciones que intentan confundir a los personajes, y al propio público, acerca de quién es el enemigo real. Y entre todo este desconcierto, la cinta trata de transmitir el dilema que existe entre lo que le han enseñado a uno y lo que cree que es correcto –agravado, además, por amenazas o a punta de pistola–.

La ambientación resulta clave para que el largometraje sea realista y eso se consigue con éxito gracias a los escenarios y al vestuario. El elenco está cuidadosamente caracterizado y los planos encuadran maravillosos paisajes costeros, así como también castillos, que se mezclan con los interiores de la academia.

Las hijas del Reich es un título que permite adentrarse en el periodo nazi desde una perspectiva original y poco conocida, a pesar de haber sido histórica. Con un punto de misterio, que puede mantener en tensión al espectador, es una manifestación de la disyuntiva entre mantenerse fiel a las certezas recibidas o rebelarse cuando se empieza a cuestionar su ética.

Firma: Patricia Amat