Las cartas de amor no existen

Crítica Las cartas de amor no existen

Análisis

Una comedia simplona sobre el desamor y la concepción errónea del cariño que no termina de funcionar, en parte, por una incoherencia narrativa y un desatino de personajes incapaces de confluir de manera natural.


Las cartas de amor no existen sigue los pasos de Jonas, un hombre de mediana edad en plena crisis sentimental, a lo largo de un día mientras trata de escribir una carta a su expareja en un último intento desesperado por reconquistarla. Un pequeño bar parisino constituye, prácticamente, la única localización del film, a los que se añade la calle de enfrente y el piso de Léa.

Jonas se erige como un personaje odioso, anclado en las idas y venidas del pasado. Grégory Montel hace un trabajo estupendo en la representación de un hombre corriente y ordinario, poco destacable e incapaz de decidir a tiempo. En el momento en que opta finalmente por dejar a su mujer, su amante ya no quiere estar con él. Además, tiene conductas problemáticas, puesto que concibe el amor de una manera encolerizada que le conduce por aciagos derroteros. Asimismo, el resto de personajes poseen poca profundidad, postergados a ser reflejos banales de Jonas, y cuyo infructuoso trasfondo hace perder credibilidad a la narrativa.

Por lo que respecta a la ejecución, Jérôme Bonnell utiliza el espacio, acompañado de una abundancia de primeros planos, para empatizar y adentrarnos de lleno en el universo del protagonista, mediante una puesta en escena teatral. Del mismo modo, las secuencias a través de la ventana hacen imposible no rememorar La ventana indiscreta de Hitchcock.

Un aspecto interesante del largometraje es cómo existe una tentativa del director por derribar ciertos comportamientos masculinos y cuestionar la virilidad latente en la sociedad para poner sobre la mesa la necesidad de expresar la vulnerabilidad y los miedos varoniles. Sin embargo, es peculiar y digno de mencionar, precisamente, cómo los personajes femeninos (encarnados por Anaïs Demoustier, Léa Drucker y Nadège Beausson-Diagne) tienen apenas un par de escenas y todo el potencial de sus roles está desaprovechado. De hecho, quedan relegadas a un segundo plano, casi anecdótico. Oímos hablar de ellas, pero siempre a través de una mirada masculina.

En definitiva, Las cartas de amor no existen se alza como una comedia romántica, o se podría decir de desamor, ligera y sencilla. No obstante, los hechos avanzan de manera inverosímil, haciendo que un metraje escueto se torne monótono. Se agradece su honestidad y rectitud en el mensaje, aunque se echa de menos un equilibrio entre lo absurdo y lo melancólico del relato.

Firma: Marta Vivas

ficha técnica

Director: Jérôme Bonnell

Guionistas: Jérôme Bonnell

Intérpretes: Anaïs Demoustier, Grégory Gadebois, Grégory Montel, Léa Drucker, Nadège Beausson-Diagne, Pablo Poly

Género: Comedia

País: Francia

Fecha estreno: 08/04/2022

Lenguaje: Coloquial

Público

+12 años

Valoración

Contenido

Humor

Acción

Violencia

Sexo

Jonas, un hombre de cuarenta y tantos, sigue locamente enamorado de su ex, Léa. Después de una noche de borrachera, llama a su puerta para confesarle sus sentimientos, pero ella le rechaza.

Despechado, acaba en la cafetería de enfrente de su casa donde comienza a escribirle una carta de amor como último intento por recuperarla. Con la ayuda de un divertido camarero y algunos vecinos del barrio, Jonas se enfrentará a sus relaciones pasadas, a un futuro incierto y, sobre todo, a sí mismo.

Título original: Chère Léa

País: Francia

Duración: 87’

Fecha producción: 2021

Distribuidora: Elamedia

Color: Color

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