La sombra de Caravaggio

La Sombra es un personaje ficticio, estoicamente interpretado por Louis Garrel, que representa a la Inquisición en un momento en que la Iglesia misma está llena de contradicciones. Los interrogatorios a los conocidos de Caravaggio, para decidir si concederle o no el indulto por asesinato, se entrelazan con sus correrías y enredos por las calles de Nápoles y Roma, concurridas por prostitutas y mendigos, modelos de sus obras religiosas. Esta forma de plasmar la verdad del pintor —de nombre Michelangelo Merisi— mezclando mundanidad y sacralidad, crea polémica tanto en la Academia como entre los eclesiásticos, aunque algunos de ellos son sus mecenas y protectores.

La radical figura del inquisidor y de algunos representantes de la Iglesia contrasta con la humanidad y el libertinaje de Caravaggio: amigo de nobles, cardenales, cortesanas y pobres —es luminoso el encuentro con san Felipe Neri y los desamparados a los que acogía—. Michele Placido se toma la licencia creativa de contar su propio final, acorde con la idea de la película: la Iglesia, intransigente hacia afuera y, en parte, depravada por dentro, confronta al talento incomprendido ensalzando su indiscutible maestría, pero olvidando el crimen por el que en realidad se le juzga.

La propuesta, a veces incómoda, busca mostrar el trasfondo del artista con realismo, crudeza y violencia, envolviendo al espectador en el claroscuro de la vida de un genio adelantado a su época. A pesar de ello, la mezcla de tiempos narrativos y un objetivo confuso no ayudan a identificarse con la historia.

Firma: Bego Arribas