La restauración

Este drama de suspense con toques oníricos, erróneamente catalogado como thriller, no se puede definir como otra cosa que no sea un reto para el espectador. Sabiendo que se trata de una película española con protagonistas ingleses, uno intuye que va a ser una película particular.

Si bien algunos diálogos o acciones se ven algo artificiales, su ritmo lento, su delicadeza y su interesante banda sonora ayudan a crear una atmosfera de intriga y falsa comodidad que atrapa desde el primer momento. Además, el sentimiento de frustración constante se transmite con eficacia; Marcia siente impotencia por no saber lo que está pasando, de la misma manera que la siente la audiencia.

Por otro lado, la multiplicidad de los temas abordados es clave para entender el propósito subyacente. ¿Es un film sobre la perdida de la memoria? Sin duda. ¿Sobre el arte? También. ¿Sobre el miedo a ser olvidado o sobre la aceptación de la perdida? Todo depende del auditorio.

El concepto de “arte” está presente tanto dentro como fuera del largometraje, puesto que La restauración quiere ser entendida como una obra artística: el artista crea la pieza, no obstante, es el espectador el que la completa. Por tanto, no se proporciona un mensaje claro, sino que deben interpretarlo aquellos quienes la vean; no se muestran cosas, sino que se sugieren para que se formen dentro de la mente del público. Sin duda, se trata de una obra desconcertante que provoca sentimientos contrapuestos.

Firma: Raquel García