La hojarasca

Macu Machín presenta su primer largometraje ofreciendo al público un pedazo de su propia vida. En La hojarasca su madre y sus tías conviven unos días en las tierras de Canarias que han recibido en herencia y deben repartirse.

El film se califica como un documental, sin embargo, está mucho más cerca del docudrama o, directamente, del drama. Carece de valor informativo o expositivo, ya que los planos cerrados, el desorden de las secuencias y la falta de explicaciones impiden apreciar los datos etnográficos que pudieran resultar de interés. El hecho de centrarse casi exclusivamente en los parsimoniosos movimientos de las tres hermanas le hace crecer en encanto y permite al público deleitarse en unos planos bellos, honestos, rabiosamente sinceros y profundamente humanos.

No obstante, esta cercanía de los personajes no basta para conseguir que el proyecto de Machín convenza del todo. Deambular entre géneros, lejos de ampliar el objetivo, impide que el relato avance, a lo que no contribuye la lentitud y cierto preciosismo vacío que alarga planos innecesarios. Tampoco ayuda la calidad del sonido, haciendo inaudibles algunas frases de las hermanas, que, como hemos dicho, es lo único que atrae de la cinta. Puede ser un efecto provocado, ahogar las voces en los ruidos ambientales para aumentar el realismo de las escenas: una loable intención que pone la zancadilla a la posibilidad de empatizar con sus atractivos parientes.

Firma: Esther Rodríguez