Gomez-Rejon y Mitnick consiguen un film perfecto para ver en familia y en la escuela sobre un momento clave de nuestra historia energética. Además, el elenco permite que la película sea entretenida y cercana.
Michael Mitnick resume la guerra de patentes energéticas. No obstante, al mismo tiempo, su guion relata también dos maneras de impulsar el avance de la sociedad a través de la tecnología, así como tres modos distintos de motivarse, actuar y liderar.
Por un lado, el genio creativo, más estrafalario e incluso con voluntad de ser fiel a unos principios morales. Por otro, el genio más estratégico y constante, sin chispa, pero hábil para manejar los asuntos del capital y de la eficacia. Y, finalmente, el genio marcado por la extravagancia externa y la sofisticación de las ideas, aunque con menos pericia para ejecutarlas y llevar una vida ordenada y ajustada en lo económico.
La narración de Mitnick busca sus momentos de conexión más emocional, sobre todo en el retrato de Edison, donde trabaja la ironía y el sentido del humor. Bajo el mismo paraguas está la caracterización de los secundarios, como el ayudante, la esposa o los hijos en las bien halladas secuencias donde se comunican a través del código morse.
Por otra parte, adquiere mucho peso el deseo de hacer un dibujo cronológico y épico, por lo que se incluye el rol del capitalismo y de las finanzas, en la base de todo el proceso.
Al hilo de esto, el director Alfonso Gomez-Rejon (Yo, él y Raquel) busca la trepidación en una puesta en escena algo abigarrada. El primer tramo de la película está marcado por unas ópticas de grandes angulares que acentúan los primeros planos de los rostros, por las perspectivas cenitales y por una iluminación exagerada. Todo esto se une a un montaje y banda sonora también algo acelerados que pueden llegar a ser molestos.
Sin embargo, esta mezcla se diluye, baja decibelios y nos deja frente a otro tramo que, sin grandes pretensiones, nos asoma a los esfuerzos y batallas que marcaron un hito singular en nuestra historia.
Por otra parte, la fuerza interpretativa del elenco permite que La guerra de las corrientes sea un entretenimiento fantástico para acercar estos personajes y sus logros incluso a las aulas de historia y tecnología.
Firma: Lourdes Domingo
A finales del siglo XIX, Edison deslumbra al mundo iluminando Manhattan. Pero Westinghouse, ayudado por Nikola Tesla, ha visto grandes fallos en el diseño de corriente continua de Edison. Encendiendo lo que será toda una guerra en investigación e invención, Westinghouse y Tesla apostaron todo a la peligrosa corriente alterna.