Klara y el ladrón de manzanas

Klara y el ladrón de manzanas se ha traducido del noruego a muchas lenguas ya. El guión de Anne Eldeval parece muy básico y atropellado para el público adulto. Y, sin embargo, es perfecto para que los más pequeños disfruten de la historia sin que se les haga larga y entiendan el mensaje. Sus protagonistas son simpáticos y se ayudan mutuamente para mejorar y superar miedos.

Destaca su buen diseño gráfico, puesto que los muñecos son muy agradables y los escenarios recuerdan a un juego de móvil estilo FarmVille y a la música de Gaute Storaas, que acompaña la película con canciones de letras fáciles de recordar, mensajes positivos pero con ritmo.

Lo mejor es la creación de los roles y cómo les ha dado vida la directora Osvoll que hace que se enfrenten a problemas y relaciones reales. Con esto consigue que los personajes experimenten diferentes emociones y se desarrollen.

Klara, un carácter femenino fuerte, siempre tirará hacia delante, si bien tiene sus altibajos. No se trata del típico de dibujo infantil invulnerable y determinado a lograr su objetivo, alberga sus dudas y lo que hace es abrirse paso como puede con positividad y diligencia. Superar dificultades, a su vez, le permite darse cuenta de su falta de perspectiva.

Por tanto, aunque es un film ideal para niños también puede ser disfrutada por los adultos, por los guiños humorísticos de la directora, si consiguen obviar que la trama no es tan compleja como en largometrajes animados de mayor envergadura al estilo Onward.

Firma: Yago Llopart