Jungle cruise

La propuesta de Disney para las vacaciones estivales es una comedia alegre que utiliza los recursos de siempre de manera eficaz. La cinta mezcla elementos conocidos para crear un producto que se sitúa en un cómodo punto medio: da lo suficiente para gustar, pero no toma ningún riesgo para encantar. Así, el resultado es un film disfrutable sin llegar a ser memorable.

Inspirada en una atracción de Disneyland, la trama adentra al público en el Amazonas, donde se reúne mucha acción, aventuras, un toque de magia y una retahíla de chistes ligeros. Aunque guarda algún misterio –o lo intenta–, el relato es convencional y previsible y no se distancia de lo que espera el público en todo momento, lo que quizá forma parte de su encanto.

El ritmo de las peripecias se mantiene dinámico a lo largo de todo el metraje, consiguiendo que no decaiga casi nunca, aunque la duración y las estrategias repetitivas pueden llegar a cansar. Además, en algún punto se hace bastante notable –casi molesto– el exceso de efectos especiales. Aún así, la actividad constante, junto con la buena producción, ayudan a que la audiencia se sumerja de lleno en la jungla.

Dwayne Johnson y Emily Blunt son unos carismáticos protagonistas, que mantienen el nivel mientras conmueven y hacen reír. Su buen hacer es, en gran parte, responsable de que la película sea solvente. Además, entre porrazos, demostraciones de valentía y bromas fáciles, ambos subrayan la importancia de preocuparse por los demás.

En definitiva, Jungle cruise es un título veraniego ideal para pasar un buen rato en familia sin grandes pretensiones. Cuenta una historia sencilla enmarcada en paisajes salvajes con una correcta dosis de hazañas. Y hasta los títulos de crédito aparecen con unas ilustraciones muy elegantes.

Firma: Patricia Amat