Caos desenfrenado en esta entretenida propuesta de los dos fieros y archiconocidos personajes. Un previsible guion que se sostiene por la acción constante y el nivel visual que estimula al espectador.
Godzilla y Kong: el nuevo imperio busca seguir ampliando el Monsterverso, en el cual las figuras del titán y el gorila gigante son las protagonistas. Ahora bien, si en la secuela de Godzilla vs. Kong ambos se lanzaron a un salvaje combate para mostrar su dominio sobre el otro, en esta entrega se ven obligados a unir fuerzas.
Una nueva amenaza, aún mayor que la anterior, surge de las profundidades de la Tierra –o la Tierra Hueca, ese mundo de fantasía que está conectado al nuestro–. Con eso en mente, el film parte de tres aventuras, en paralelo, que luego acaban convergiendo. Si bien esta ramificación argumental no añade complejidad a la historia, pues se configura a través de giros de manual y los golpes de efecto previsibles.
Definitivamente, es a nivel visual donde Godzilla y Kong: el nuevo imperio destaca. A pesar de una fotografía ligeramente sobresaturada, los efectos visuales son correctos y permiten varios momentos espectaculares. De entre estas escenas de pura acción destacan el choque entre monstruos gigantes y fuerzas inconmensurables. Sus enfrentamientos dan pie a un no parar de adrenalina que, aunque puede resultar desordenado y hacerle perder el foco al espectador, facilitan el entretenimiento.
Y entre todo este caos y destrucción, la película también recoge diversos mensajes o ejemplifica algunas relaciones a tener en cuenta (aunque lo haga de puntillas). Así encontramos el ensalzamiento de la relación materno-filial, el vínculo que establecemos con las redes y los riesgos de exponer ciertas cosas, la preservación de la naturaleza y las especies que en ella conviven o el respeto por las otras culturas.
Estruendosa desde el inicio, la cinta de Adam Wingard presenta una propuesta para pasar el rato y, sobre todo, para enganchar a los seguidores de los míticos y fieros personajes. Nuevas leyendas van surgiendo para seguir estirando el chicle de esta mitología monstruosa; solo el tiempo dirá cuánto aguantará.
Firma: Yoel González
Tras el caótico enfrentamiento entre Kong y Godzilla, el mundo ha vuelto a la calma. El gorila gigante ha sido reubicado en la Tierra Hueca; el titán vive tranquilo en la superficie, salvaguardando a la sociedad del peligro de otros de su especie. Sin embargo, una extraña señal de las profundidades pone en alerta a Godzilla y una nueva amenaza comienza a abrir una brecha en la estabilidad conseguida. Una leyenda antigua parece haber despertado para poner en jaque a la humanidad.