Flee

El drama que viven los refugiados se ha trasladado a la gran pantalla de diversas maneras, ya sea en films basados en hechos reales, como en reportajes, animaciones o películas de ficción. Flee mezcla dos de estos géneros para presentar la historia de Amin, un joven que llegó solo a Europa siendo menor.   

Es peculiar la elección de los dibujos animados para la puesta en escena de este documental, pero gracias a ello se logran dos objetivos importantes. Por un lado, los bocetos logran ocultar la identidad real del protagonista y, por otro, esta técnica es efectiva a la hora de representar la alegría de la infancia o el sufrimiento de la huida.

La cinta combina esbozos a carboncillo, ilustraciones a color y secuencias reales de sucesos históricos mientras Jonas Poher Rasmussen entrevista a Amin. De este modo, a medida que el joven responde a las preguntas que se le plantean, la audiencia puede visualizar sus vivencias pasadas. Por eso, en cuanto a experiencia cinematográfica, puede resultar original y atrayente.

El guion trata de ir un paso más allá y no se queda en el momento en el que los emigrantes encuentran refugio, sino que profundiza en las secuelas que deja esta experiencia en la vida de las personas. Así, este recorrido de Afganistán a Dinamarca, y los años posteriores, se convierten también en un camino de búsqueda, tanto del hogar, como de la propia identidad. El problema es que, por momentos, las imágenes quitan el foco de ese proceso de autodescubrimiento e interrumpen el hilo principal.

Es de agradecer que el inicio sea risueño, con bonitos recuerdos de la niñez, antes de confrontar al público con la dureza de la guerra. A partir de ahí, empiezan los contrastes entre la serenidad –y también indiferencia– del mundo capitalista y la corrupción en los países orientales. Todo ello resalta el padecimiento de Amin desde el inicio del conflicto hasta la fecha actual. De aquí que se muestre cómo ese sufrir le acompaña mientras él va encontrando su lugar –también su homosexualidad– en el mundo.   

Firma: Patricia Amat