Una original oda a la tercera edad en clave de distopía. El viaje de Tereza por el Amazonas invita a reflexionar sobre cómo queremos dictar nuestra propia vida y, sobre todo, acercar una mirada de empatía a nuestros más mayores.
El sendero azul presenta una sociedad muy actual donde las circunstancias resuenan con nuestra realidad, mientras que las soluciones ante ellas se acogen a los códigos de la distopía. Es ahí donde reside uno de los puntos fuertes de la propuesta de Gabriel Mascaro, en ese distanciamiento suficiente que nos permite contemplar nuestras propias vidas, reflexionar sobre ellas y, con suerte, cambiar algo.
La nueva película del realizador brasileño es una celebración de la tercera edad como una etapa donde aún quedan cosas por hacer, sueños y motivaciones. Así pues, la historia nos adentra en un estado que parece querer mermar las oportunidades y las posibilidades de los ancianos: les obliga a abandonar el trabajo por afectar a la productividad (considerado como un delito grave), los envía a unas colonias (como si fueran mercancías o sujetos defectuosos para apartar) y los trata como niños pequeños, cediendo su tutela a sus propios hijos. Ante ello, la protagonista, Tereza, se muestra totalmente en oposición a este régimen y se erige como un ejemplo de espíritu inquieto, guerreo, inconformista y vitalista. Este último es la clave y el motor del avance de su aventura: la necesidad de vivir y huir de un sistema que la quiere anular.
En esta “boat movie” por paisajes selváticos, Mascaro critica la hipocresía del sistema, su actitud propagandística (y falsa, con promesas como que “el futuro es para todos”) y el abandono a parte de la población. Sin embargo, pese a la posibilidad de caer en un tono desesperanzador, él lo rehúye gracias al cuidado y al empoderamiento con el que crea a Tereza. Así pues, el espectador la acompañará en su viaje, en los cruces con variopintos personajes (algunos más cuestionables que otros), mientras se encuentra con varios espacios para reflexionar sobre el sentido de su existencia y hasta dónde estaría dispuesto a alcanzar para llevar una vida plena hasta el final.
Firma: Yoel González
Tereza, una mujer de 77 años, ha vivido siempre en una pequeña ciudad industrial de Brasil. Un día recibe la notificación del gobierno para adelantar su jubilación y enviarla a una colonia remota, donde mandan a todos los ancianos para que pasen sus últimos años. Sin embargo, Tereza no quiere que la aparten a un lugar que nadie sabe cómo es en realidad para favorecer la producción de los más jóvenes; ella quiere seguir viviendo según sus propias normas y sus aún amplias posibilidades. De esta manera, se revela ante su futuro cautiverio y se lanza al Amazonas, a través de un viaje que transformará su destino y su vida.