Un retrato minimalista donde el eclipse del mundo rural frente a las grandes ciudades se entreteje con una tierna historia de amor concertado. Su lentitud anima a la atenta observación y a la reflexión personal.
El regreso de las golondrinas supone un retrato minimalista de la sociedad rural china cimentado sobre tres pilares: la comunidad, la pobreza y el amor. Desde el arranque en el que se siembra el ambiente agrario y se plantea el matrimonio concertado entre Ma (Wu Renlin) y Guiying (Hai-Qing), la película une estos tres ingredientes como parte de un todo y fija el carácter pausado de su realización.
Con una lentitud quizás no apta para todos los públicos, el film se construye desde una meditada puesta en escena y una calma observacional de sus planos que plasman tanto el ritmo de vida de ese mundo rural mostrado como el de la relación que poco a poco se va afianzando entre ambos protagonistas. Ese mismo carácter permite una intimidad en el vínculo amoroso que va floreciendo. Este se acaba fundamentando en una ternura y una amabilidad que se desprende desde lo gestual, la economía de diálogos y los pequeños detalles mutuos.
En torno a esta humanidad van apareciendo otros temas contemporáneos como el impacto del capitalismo, el eclipse del campo frente a la ciudad y la urbanización de las zonas rurales. De ahí, se concluye cómo la tierra y la fauna son las únicas que no desprecian, ni explotan, ni consumen, ni se aprovechan: todas estas desconsideraciones son obra del ser humano.
Ma y Guiying se ven reflejados en esas golondrinas que vuelven a habitar sus nidos, pues ambos reconstruyen su hogar y, más tarde, lo ven amenazado. De esta forma, lo argumental acaba llevando a una meditación existencial sobre el propio rol dentro de la sociedad, la adaptación a los constantes cambios, el hogar, etc. Toda esta serie de cuestiones parece buscar respuestas a lograr que –en contra de lo que vaticina el título en inglés de la película, Return to dust (Regreso al polvo)– no sea polvareda y escombros todo lo que dejemos atrás.
Firma: Yoel González
Ma y Guiying son dos almas solitarias de las que sus respectivas familias no se enorgullecen. Dadas sus condiciones personales, acaban siendo obligados a contraer matrimonio concertado e iniciar una vida juntos. Lo que en un principio parece que supondrá un problema, acaba iniciando un precioso vínculo. Ambos comenzarán a apoyarse y a unirse mientras construyen un lugar propio al que llamar hogar y confrontan las adversidades sociales y del mundo rural.
