El rascacielos

No le ha hecho ningún favor a este proyecto que se le haya comparado, desde un principio, con dos películas ya consagradas con las que tiene unas similitudes más que evidentes. El coloso en llamas y La jungla de cristal están en la génesis de este trabajo y, a pesar de no partir como joyas del séptimo arte, fueron un revulsivo para la taquilla en sus épocas y han quedado en el recuerdo haciéndose de por vida con la patente del eje rascacielos-fuego-rescate.

Sin embargo, no es el peso de sus predecesoras lo que hace hundirse al Rascacielos antes de tiempo, ya que lo que no tenía de original podía haberse paliado con el avance en efectos especiales (El coloso en llamas es de 1974 y La jungla de cristall de 1988) o sacándole más partido a Dwayne Johnson. Este actor acumula en su trayectoria unos cuantos films donde mezcla el humor con la acción e incluso sabe sacar una vena romántica entre tanta altura y músculo. Pero, como decía, en este caso el guion, muy pobre en la acción, desperdicia al protagonista interrumpiendo sus hazañas (inverosímiles todas ellas, aunque con eso ya se cuenta) con diálogos llenos de tópicos, frases cursis hasta el sonrojo y una simpleza incapaz de generar la más mínima tensión.

Firma: Esther Rodríguez