El otro guardaespaldas 2

El equipo formado por Hughes, O’Connor, Reynolds y Jackson vuelve a juntarse para repetir la fórmula con la que consiguieron un éxito aceptable hace solo cuatro años. Apostando a lo seguro, reinciden en el mismo esquema, el mismo tono, el mismo ritmo y, de modo coherente, los mismos aciertos y los mismos errores.

Esta segunda parte de las andanzas del guardaespaldas Bryce y del asesino Kincaid vuelve a ser una entretenida y frenética carrera salpicada, obsesivamente, con un vocabulario soez y bromas de trazo grueso que cuentan con la complicidad del espectador. Este sabe exactamente a qué va a la sala, sobre todo si ya vio la primera entrega de este peculiar agente de seguridad, por lo que en ningún caso hay engaño ni decepción ante el resultado final.

Como alicientes, en esta ocasión, encontramos a una exageradísima Salma Hayek, en un papel con el que claramente ha disfrutado (en la versión original sus cambios de idioma entre el inglés y el español son un espectáculo en sí mismos) y a Antonio Banderas y Morgan Freeman, en sendas caricaturas con las que, también con seguridad, se habrán divertido, además de haber cobrado.

Esta segunda parte también entretiene por los cambios de escenario. La tecnología bien utilizada permite admirar brevemente los bellos paisajes europeos antes de que todo estalle por los aires, vuelen las balas y las imprecaciones malsonantes contaminen acústicamente la bucólica estampa inicial.

Como vemos, nada nuevo. Para quien pase por alto la falta de originalidad y el abuso de violencia y vulgaridad, El otro guardaespaldas 2 es un aceptable producto para combatir el estrés prevacacional.

Firma: Esther Rodríguez