El oficio de aprender es una historia de superación que parte de las bases estereotípicas de una película del género, pero que intenta incorporar críticas al machismo o el racismo institucional de forma sutil.
El oficio de aprender no reinventa la rueda. Se acoge al subgénero de “historias de superación de personas excluidas” que tan explotado ha estado desde que el cine es cine. No obstante, y aunque parezca redundante, la película se supera en este campo. La protagonista, Naëlle, tiene un gran interés por el arte y esto le lleva a hacer grafitis en azoteas, donde tiene su museo personal. A causa de ello, de su situación económica y su entorno, acumula algunas amonestaciones que le han obligado a formar parte de un taller de integración que prepara de cara al futuro.
En el taller, la mayoría son hijos de migrantes y el largometraje puede caer en el tópico de “Salvador Blanco” de forma inconsciente, pero la joven se encarga de dejar claro que su mundo y el de Hélène, la instructora, son distintos. Esta primera parte se desarrolla de manera bastante ligera, profundizando lo mínimo en los secundarios, y da paso de forma apresurada a la segunda etapa de Naëlle. Los problemas en los que se ve envuelta a causa de un encontronazo con unos traficantes de drogas le llevan a unirse a la Compañía, una escuela de artesanos. Aunque el problema con la banda está presente, queda muy en segundo plano y existe para justificar las acciones de determinados personajes.
A partir de la primera media hora, empieza el acto que abarcará el resto de la cinta. El inicio de Naëlle en la escuela será complicado, su manera de actuar chocará con aquellos valores que predican los Compañeros. A todo esto hay que sumarle que, en el taller de vidrieras donde se inscribe, escuchará todo tipo de comentarios machistas. Algunos de ellos, desaparecerán de un momento a otro y sin motivo aparente. Aquí podemos intuir que se pretendía hacer una crítica de los comportamientos de este tipo de entidades contra la mujer, pero queda como algo muy superfluo, por no decir inexistente.
Algo en lo que brilla de verdad el film es en el desarrollo de los personajes, cómo van aceptando poco a poco y depositando su confianza en Naëlle a la vez que ella crece como persona y aprende a explotar su talento como artista. Otro aspecto que también destaca de la protagonista es que, después de su paso por la Compañía, aún recuerde a sus amigos del taller de integración previo.
A grandes rasgos, El oficio de aprender, propone temas muy interesantes, pero que, lamentablemente, no llegan a nada. El director ha intentado mantener la balanza entre lo cinematográfico y lo educacional y ha acabado saliendo un producto demasiado neutro, pero entretenido.
Firma: Gerard Casado
Naëlle vive en el barrio marginal de Belleveue. Su pasado le lleva a tomar un taller de integración para labrarse un futuro. Ahí conoce a Hélène, su instructora, quién tras conocer su situación le recomienda unirse a un gremio de artesanos. En él encontrará su camino mediante el mundo de las vidrieras y su nuevo entorno, que le guiará para escapar de los problemas que aún le persiguen.