Nueva comedia de “Los Compadres” en la que pierden sutileza y calidad, a favor de bullicio y aceleración.
Es muy difícil enfadarse con Alfonso Sánchez y Alberto López por haber presentado una película tan alejada en calidad y diversión de El mundo es nuestro, la pequeña joya que estrenaron en 2012. Lo que en aquella era frescura, originalidad y fina picaresca se convierte ahora en una disparatada y chapucera trama repleta de tópicos evidentes, donde todo se narra con una manifiesta pobreza verbal y ausencia total de ironía o sutileza.
Y, como decía, a pesar de eso una se resiste a suspenderles para septiembre rendida ante el huracán de ilusión y entusiasmo que supone el trabajo de estos realizadores. Demuestran sin tapujos su pasión por el cine, por la comedia y por Sevilla y, algo que escasea habitualmente, demuestran también una carencia absoluta de complejos. Se ve que han hecho la película que han querido, repartiendo golpes a lo política y a lo no-políticamente correcto. Por la pantalla desfila la corrupción, el tráfico de droga, la especulación, el patriotismo exacerbado, el feminismo violento, la hipocresía religiosa e incluso las luchas entre taxistas y las nuevas empresas de transporte tipo Cabify.
Tampoco es que este desfile ayude, realmente, porque lo excesivamente actual de las situaciones acerca la fecha de caducidad del humor de este film. Además de que, como decía en un principio, las tramas de desdibujan al ser descritas con un trazo demasiado grueso, acelerado y acompañado de una constante galería de gritos y ruidos.
Y es una pena, porque se entrevé el potencial de calidad que tienen Alfonso Sánchez y Alberto López, no solo por su trabajo anterior sino también por la capacidad para mantener los primeros planos, soportar planos muy largos o dominar el montaje para ganar en agilidad.
En definitiva, divertida y valiente pero agotadora y decepcionante. Podrían haberlo hecho muchísimo mejor. A ver qué tal la próxima vez.
Firma: Esther Rodríguez
A Rafi le persigue la mafia rusa porque les ha estafado 60.000 euros. Acude a su compadre Fali, pero este solo piensa en recoger y proteger con su vida el traje de Primera Comunión de su hijo: si no lo lleva a la ceremonia al día siguiente en perfecto estado, su todopoderoso suegro es capaz de matarlo.
Los dos amigos emprenden entonces una alocada y peligrosa aventura por las calles de Sevilla en la que tendrán que lidiar con políticos corruptos, traficantes de drogas, feministas enfurecidas y taxistas en pie de guerra.
