El canto de la selva

Joao Salaviza y Renée Nader Messora están al frente de un interesante proyecto que adentra a la audiencia en un poblado aborigen de Brasil. Sin embargo, no lo hacen de manera convencional: ni se trata de un relato de ficción cómico, ni pretende explotar lo pintoresco del lugar para venderlo como destino turístico.

Al contrario, El canto de la selva sumerge al público en un plano metafísico a través de las vivencias de sus protagonistas. Si bien no se trata de un documental, los “actores” se interpretan a sí mismos, aunque la narrativa esté novelada. De esta manera, son los propios indígenas los que exponen sus tradiciones, su manera de vivir y su percepción de la muerte, así como también la transmisión oral de su sabiduría.

Por todo ello, el ritmo de la película es muy lento, permitiendo al espectador reflexionar y meterse en el poblado como un habitante más. Así, la historia fluye sin ser forzada, entre abundante naturaleza, mostrando un mundo salvaje completamente ajeno a los estereotipos actuales.

A lo largo de la trama, las cámaras siguen a la familia protagonista con cautela, sin interrumpir su modo de vida, aunque exponiendo también la realidad de esas civilizaciones en la cultura moderna. Como experimento poético, resulta en una extraordinaria obra filosófica, pero como experiencia cinematográfica, El canto de la selva es una propuesta completamente plana.

Firma: Patricia Amat