Llega a salas la merecida despedida al universo de Downton Abbey. Con una magnífica puesta en escena, unos cuidados personajes y una historia igualmente agradable como predecible, es un elegante cierre dedicado a sus fans.
El final de la saga de Downton Abbey podía provocar alguna que otra decepción por diferentes motivos: la notable ausencia de la icónica Maggie Smith, la trama alargada innecesariamente o un cierre apresurado para la familia y el servicio que han acompañado a muchos espectadores durante más de una década. Sin embargo, y a pesar de una historia predecible y convencional –con sus resoluciones demasiado convenientes–, Jullian Fellowes se las ha ingeniado –como siempre– para proporcionar a los fans una propuesta que los satisfaga.
Siempre es un placer abandonarse al buen gusto de los escenarios, el vestuario y el saber estar de la alta sociedad inglesa de la época. Nada más queda añadir sobre una ambientación y una banda sonora que resultan tan familiares como agradables. A esa misma puesta en escena regresan un sinfín de caras conocidas cuyos personajes logran culminar cada uno de sus relatos personales.
La película está llena de referencias a anteriores temporadas para hacer las delicias de las más apasionados de Downton. De todas maneras, el hilo principal puede seguirse sin problema por sí mismo, para aquellos que no conocen a los Crawley (aunque no entiendan algunos guiños).
Por otro lado, es reseñable la delicadeza con la que se afronta el escándalo social al que se enfrenta Mary: un divorcio que la convierte en persona non grata entre los suyos. En lugar de virar hacia el melodrama y estirar un argumento insulso, se puede apreciar la madurez en las decisiones de una protagonista cuyas prioridades giran en torno a su familia y la gestión de la casa.
En definitiva, Downton Abbey: el gran final es un ejercicio de nostalgia, un recuerdo de todos los que se quedaron por el camino y un obsequio para los seguidores. Es, ciertamente, una elegante y cálida despedida a un universo querido por muchos que deja numerosos minutos de entretenimiento para revisitar de vez en cuando.
Firma: Patricia Amat
La familia Crawley y el servicio que convive con ellos se adentran en los años 30 con todos los cambios que están llegando a la región. En ese contexto, Mary se ve envuelta en un escándalo social que la hace caer en desgracia. Sus allegados intentarán devolverle su buena imagen para asegurar que Downton Abbey sigue adelante tras el cambio generacional.