Dogman

Anclado en la tradición más desoladora y literalmente embarrada del Neorrealismo italiano, el director Matteo Garrone consigue trasladar a las pantallas un guión que sobrecoge por su sorprendente originalidad.

El retrato inmisericorde, despiadado e indiscutiblemente honesto que realiza del entorno del protagonista suena a valiente modernización del género costumbrista que popularizaron hace más de cincuenta años De Sica y compañía. No obstante, el que hace de Marcello, el personaje principal interpretado de modo espectacular por Marcello Fonte, roza la perfección y será difícil encontrar en la filmoteca un tipo parecido.

Marcello es un buen hombre, simpático, cariñoso y generoso. Su simpleza, y en el fondo cierta cortedad, le hace vivir siguiendo unas líneas marcadas fuera de las cuales se encuentra perdido y desconcertado. Esas barras delimitadoras pasan por el amor a su hija, la entrega a su trabajo y el servicio a sus amigos. Pero, cuando se cuela en ellas el brutal personaje de Simone, el nuevo carril pone en peligro las guías que le mantienen en el día a día.

Es imposible quitarse la sensación de estar en medio de ese drama. El realismo con el que Garrone ataca la historia y la descripción de los personajes (algunos más desgarradores que otros, como el de la madre de Simone) convierten a Dogman en una durísima aunque genial película. Áspera, brutal, desoladora… y fascinante.

Firma: Esther Rodríguez