Segunda entrega de esta especie de continuidad de la saga Rocky. Con nostalgia y referencias desde el minuto uno, la película es un regalo para los fans sin excluir a nuevos espectadores.
Un perfecto cierre. Así podemos definir a Creed 2: el legado de Rocky. Y es que, en ella, se esconde un completo homenaje a varias de las producciones de la saga, en la que se supone será la última intervención de Stallone como el mítico personaje (no es ningún spoiler, sino que el mismo actor así lo ha confirmado).
En esta ocasión, el protagonismo recae nuevamente en Adonis Creed (Michael B. Jordan), hijo del malogrado Apollo Creed. Después de saltar a la fama gracias a los acontecimientos del film anterior, ahora es todo un campeón de los pesos pesados. Sin embargo, una nueva y mayor amenaza se abre paso. Viktor Drago, hijo de Iván Dragon –quien matara a Apollo– quiere ocupar su sitio en el mundo del boxeo. Así, se inicia una historia predecible y llena de clichés; no obstante, maravillosa para los fans de esta franquicia.
Y es que se trata de una película hecha por y para los aficionados a Rocky. El punto diferencial no son ni la trama ni los combates, sino las continuas referencias a la segunda, tercera y cuarta entregas. Sin duda, esto genera una sensación de nostalgia descarada en el espectador.
Así, por ejemplo, acompañamos a Adonis en su madurez y paternidad, como a Stallone en Rocky 2, pero también en el éxito, en la derrota y en cómo pierde el hambre por ganar, como en Rocky 3. Y, sobre todo, en su renacer gracias a Rocky, quien le hace recuperar ese eye of the tiger, al igual que hiciera Apollo con el Potro italiano en el tercer título. Estas son solo algunas de las constantes alusiones que veremos a lo largo de las dos horas que dura.
En el apartado artístico, hay que decir que todo está muy bien cuidado, aunque sin alardes, ya que muchos escenarios son reciclados: el gimnasio de Mickey, la casa de Rocky… Especial mención recibe la ambientación previa a los combates, con todos los ingredientes para que parezca real.
En lo interpretativo, destaca Michael B. Jordan (nominado a los Oscar por Black Panther), que encarna perfectamente la figura de Adonis y su evolución hacia el estrellato. Stallone esta vez juega un papel tan solo correcto. A diferencia de la anterior película, su personaje tiene menor liderazgo y menor carga emotiva. Junto a ellos, Rolph Lundgren supone una grata sorpresa como el siempre frío y serio Ivan Drago. Por último, Florian Munteanu no pasa de lo correcto como Viktor Drago.
En resumen, Creed 2: el Legado de Rocky supone todo un homenaje para los fans. Desde el primer minuto destila nostalgia en muchísimos detalles que solo los verdaderos seguidores podrán apreciar. Para los que no lo sean, se trata de una entretenido largometraje sobre cómo afrontamos las adversidades en la vida, con el boxeo de trasfondo.
Firma: José Carlos Amador
Para Adonis Creed la vida se ha convertido en un desafío donde intenta conciliar sus obligaciones personales con los entrenamientos para su próximo gran combate.
Se enfrenta al reto más grande de su vida. El estar enfrentado a un contrincante ligado al pasado de su familia intensifica el combate que le espera en el ring.
Rocky Balboa no se separa de su lado y juntos, Rocky y Adonis, se enfrentarán al legado que les une.
