Bumblebee

Desde 2007, las salas de cine se llenan regularmente para ver una nueva entrega de la saga Transformers. Estas películas surgen al poner en movimiento y dotar de una historia a los muñecos creados por Hasbro que tenían la gracia de convertirse de coches (camiones o vehículos en general) en robots fieros y destructores.

Una trama simple (sobre una guerra interplanetaria que toma como campo de batalla la tierra) y unos protagonistas humanos de fama aleatoria servían de endeble tejido sobre el que desarrollar unos portentosos efectos especiales, espectaculares en luz y color y colosales en tamaño (aunque solo sea por la “magnitud” de los robots).

Bumblebee viene a darle rentabilidad a la saga, continuando con la apuesta por la acción, la violencia comedida y los efectos apabullantes. Sin embargo, al tratarse de volver al pasado para contarnos la llegada a la tierra de uno de los protagonistas metálicos de los anteriores largometrajes, se ambienta en el año 1987, con todo lo que esa época nos evoca, sonrojante o no, a los que la vivimos.

Las cintas de cassette, las hombreras, los peinados imposibles, Alf, Bon Jovi o Rick Astley participan, de algún modo, en esta película añadiendo más humor del habitual y un interesante contraste entre la reluciente tecnología (del producto y del productor) y el, evocadoramente, rancio atrezzo con el que se decora el film.

No sirve para elevar demasiado la calidad ni para despegarse mínimamente del tópico plano y convencional pero, muchas veces, lo único que se necesita es una buena dosis de acción y de humor. Y en esto, Bumblebee se luce.

Firma: Esther Rodríguez