Con una atmosfera espiritista que combina el terror y el thriller, Derrickson coescribe y dirige la secuela del malvado del raptor, visualmente impactante y envolvente que flojea en su desarrollo narrativo y temático.
Scott Derrickson, director de Líbranos del mal, retoma la primera parte de Black phone para ofrecer una secuela que narra el origen del temible raptor que atrapó a Finn y que, desde las puertas de la muerte, ahora busca venganza con su hermana Gwen. Con una atmósfera espiritista que envuelve cada plano en penumbra y se potencia gracias a los paisajes gélidos de las Rocky Mountains de Colorado, el cineasta sumerge a la audiencia en una propuesta que fusiona el horror y el thriller. Con una sutileza extraordinaria, logra un verdadero portento al mantener al público en vilo, captando su atención con sustos, giros inquietantes y símbolos espirituales que lo transportan emocionalmente, despertando miedo, inquietud y desasosiego en su forma más pura.
La estética ochentera, en ciertos momentos, recuerda inevitablemente a Stranger things: la bicicleta, los adolescentes y ese aire impregnado de misterio. Es, sin duda, uno de los aspectos más poderosos del film, capaz de hechizar al espectador con su nostalgia. Sin embargo, el relato en sí resulta algo irregular, sobre todo a nivel de guion. Aunque atrapa y mantiene el interés, pierde fuerza al multiplicar las capas de realidad y sueño, otorgando mayor protagonismo al mundo onírico que al propio teléfono negro. Esta fusión entre vigilia y sueño, junto a la irrupción del más allá, genera una ambigüedad que puede desorientar al auditorio. Las interpretaciones, en cambio, elevan el conjunto. Mason Thames ofrece un trabajo sólido, mientras que Madeleine McGraw deslumbra con una actuación tan emotiva como expresiva.
En suma, Black phone 2 se erige como un título idóneo para esta temporada del año, donde lo espiritual se funde con lo terrorífico. A las puertas de Halloween, Derrickson propone una crónica que conecta con la primera entrega, pero con un enfoque más íntimo, enfrentando a Finn y Gwen a un enemigo común que los llevará a descubrir la verdadera historia de su pasado familiar.
Firma: Rocío Montuenga
Años después de escapar del sádico raptor que marcó su infancia, Finn intenta dejar atrás el horror vivido. Pero el pasado regresa: desde el más allá, el asesino busca venganza, apuntando a lo que Finn más ama, su hermana. Ahora adolescente, Gwen comienza a sufrir inquietantes visiones y a escuchar, en sueños, el timbre de un teléfono negro. Las voces que responden pertenecen a tres chicos desaparecidos que claman ayuda desde el campamento Alpine Lake, el mismo al que su madre acudía de joven. Decididos a descubrir la verdad, Gwen convence a Finn de viajar hasta el remoto lugar, donde el mal que creían enterrado aguarda tras una aterradora máscara.