Un sólido debut que mira más allá de la superficialidad de las relaciones paternofiliales conflictivas. Pese a los excesivos hincapiés en puntos similares, la química entre Grabenhenrich y Marinelli dan consistencia al conjunto.
Con Baja de paternidad, la actriz alemana Alissa Jung se estrena en la dirección y en el guion. Sorprende pues, aún más, puesto que hay en la película una madurez alejada de los tropiezos característicos ocasionales en los debuts. Tanto en forma como en fondo, la realizadora va algo más allá en este relato paternofilial.
Es muy fácil caer en lo sensacionalista dentro de la exposición de relaciones conflictivas entre padres e hijos, pero aquí encontramos sutileza en la evolución de los personajes y una voluntad evidente por no simplificar la complejidad de sus sentimientos. El espectador se sumerge en el invernal y solitario paisaje de Marina Romea, al norte de Italia, donde el principal foco está en la interacción humana y el reencuentro.
Con un ritmo pausado y centrada sobre todo en los diálogos entre los protagonistas –o, en su defecto, aquello que no logran acabar de decir–, el film puede que peque de hacer hincapié en exceso en los mismos puntos, estancándose al igual que el inicio de la relación entre Leo y Paolo. Eso provoca que el metraje se exceda ligeramente, aunque consigue resarcirse con su coherente final abierto; menos sutil, pero igualmente sentimental.
En esencia, Baja de paternidad va sorteando las tensiones relacionales para encontrar momentos esperanzadores y reflexiones importantes sobre tomar responsabilidades de nuestros actos y afrontar nuestra realidad, por cruda que pueda parecer. La gran química entre Juli Grabenhenrich y Luca Marinelli refuerzan la emotividad y la verosimilitud del vínculo de sus personajes, mientras que la inclusión de papeles como Edoardo (Arturo Gabbriellini) y su amistad con Leo ofrecen escenas entrañables.
Firma: Yoel González
Leo es una adolescente que ha crecido con su madre en Alemania, sin la presencia de su padre ni el conocimiento de su identidad. Cuando descubre quién es él, decide escapar de casa para encontrarlo y pedirle respuesta a todas las preguntas que le pesan encima.
La huida de Leo la lleva hasta la costa norte de Italia, donde Paolo sobrevive en un chiringuito de un pequeño pueblo. Cuando su hija reaparece en su vida, el joven padre intenta equilibrar su reencuentro con la familia que tiene ahora. Lentamente, los arrepentimientos y el pasado comienzan a adentrarse en el presente de ambos.