Bad boys: ride or die

Will Smith y Martin Lawrence regresan en sus respectivos papeles de “policías rebeldes” en Bad boys: ride or die. Si bien no hay novedad alguna en la historia propuesta, la química entre los dos actores sigue estando brillantemente presente y supone el principal atractivo de la película. Asimismo, su relación y aquellas con sus circundantes permiten dejar mensajes valiosos en defensa de la familia y la amistad o sobre la posibilidad de redención.

Desigual, previsible y, por momentos, mareante, Bad boys: ride or die cuenta con unos diálogos simplones y un guion facilón que se sustenta en constantes subrayados para darlo todo masticado al espectador. Aun así, el cumplimiento de una misión incompleta, a través de timelapses y un frenetismo constante, deja tras de sí una correcta propuesta de acción que equilibra satisfactoriamente la comedia sin caer en el ridículo absurdo. De esta manera, el público disfrutará con las secuencias de combates, tensiones y persecuciones. Entre ellas, además, se esconden algunas ideas visuales interesantes (aunque irracionales); por ejemplo, los tiroteos grabados en cámara subjetiva como si de un shooter –un videojuego de disparos en primera persona– se tratara.

En definitiva, una cuarta entrega óptima para los amantes de la saga y para quienes quieran pasar un rato entretenido en el cine.

Firma: Yoel González