Asedio

Miguel Ángel Vivas dirige, prácticamente a cámara en mano y con muchos planos secuencia, una brutal disertación sobre la violencia, los límites entre el bien y el mal y, sobre todo, la gestión policial en cuanto a los desahucios. Su primera escena es magistral.

La cinta se muestra frenética y caótica, pues Dani (Natalia de Molina) ve y graba un caso de corrupción entre sus compañeros de policía. Y como en el juego del cazador y la liebre, para salvar el pellejo deberá correr y esconderse. Su madriguera es un edificio laberíntico lleno de huecos y un sinfín de luces y sombras que angustian y aturden a la vez. No obstante, durante su huida, enemigos, cómplices y aliados van alterando su comportamiento y sus acciones.

No cabe duda, de que Asedio es una ambiciosa apuesta, pero que en hora y cuarenta, expone muchos temas que dejan demasiados frentes abiertos. Los desalojos, la inmigración ilegal, la crueldad policial, la corrupción, la lucha de clases, el racismo, incluso el machismo dentro del cuerpo, etc. Todo esto provoca algo de confusión en un guion que ya brillaba inteligentemente desde su simpleza.

En definitiva, con una mirada muy crítica, el film se enfrenta de manera mordaz e implacable a las autoridades. Y crea una interesante reflexión final, sobre la protección y la seguridad ciudadana.

Firma: Laia Varo