Adiós

Si alguien ha conducido, alguna vez, cerca de las Tres Mil Viviendas en Sevilla se hará cargo enseguida de los elementos que Paco Cabezas pone en juego en esta película. Un barrio marginal de la capital andaluza que se encuentra entre los más peligrosos de Europa. Allí el tráfico de droga, el crimen y la pobreza conviven con familias humildes y trabajadoras y, también con el flamenco. El arrabal destaca por la profusión de artistas de este genero como Raimundo Amador, entre otros.

Un cóctel explosivo que funciona a la perfección en Adiós. Juan es miembro de uno de los clanes. Tras cargar con el delito de un hermano, sale de la cárcel y le dice a su familia que no quiere saber nada de sus negocios. Pero la desgracia, se ceba con su nueva vida. Tras la comunión de su hija, un coche, que huía de un crimen, se los lleva por delante. La niña muere y él se hunde en la oscuridad. Tras la noche, llega la venganza que desatará un temporal sobre un barrio ya de por sí violento. Policías, clanes, mafias y un hombre en busca
de justicia.

En Adiós, Paco Cabezas dirige un interesante drama, donde cabe destacar su esfuerzo para que todos los personajes lleven un ritmo coral. Mona Martínez está sublime en su papel de matriarca del clan; al igual que destaca Ruth Díaz que interpreta a una policía que se ha criado en las Tres Mil. Incluso Mario Casas no lo estropea en su rol de padre coraje, pues el hablar de los bajos fondos hace que se le disimule su pésima dicción.

Lo único que no acaba de encajar en Adiós es el intento del guión de justificar la violencia o los crímenes pasionales. “Papá, ¿tú eres bueno?” le pregunta la niña al protagonista después de que salga de la cárcel. Es lo mismo que ronda la cabeza del protagonista al final del film, tras la tormenta que ha desatado.

En resumen, estamos ante un largometraje que tiene un guión sólido y con ritmo y unas grandes interpretaciones, que hacen de esta película uno de los títulos nacionales más interesantes del año.

Firma: Llorenç Ramis