Circuito cerrado

Basada en hechos reales acaecidos en Polonia en el comienzo del siglo XXI, Circuito cerrado compone un sobrio retrato de la situación de un país que no acaba de librarse del lastre de tantos años de administración comunista. La corrupción, lacra universal que no distingue de modelos políticos, hace su agosto allí donde confluyen la tiranía del nuevo capitalismo con las maneras de los viejos agentes pro-soviéticos.

Lo interesante de esta película es que el punto de vista y los verdaderos protagonistas de la misma son los propios corruptos por lo que la narración de sus desmanes no puede estar mejor contada. Ademas, sus realizadores eluden la mirada complaciente o simpática con la que se muestra a los “malos”, por ejemplo, en los films dedicados a la Mafia.

Pero ese mismo rasgo de interés es lo que le hace, finalmente, perder eficacia ya que el retrato de los tres empresarios, de sus familias o de la búsqueda de la verdad por parte de un periodista, están esbozados de una manera excesivamente sintética a pesar de que, en algunos momentos, se les deja ser los verdaderos protagonistas.

Por otro lado, es difícil seguir el hilo de la trama financiera y de los agentes que participan (a lo que los nombres en polaco tampoco ayudan, la verdad) por lo que la historia acaba resultando confusa y su final acelerado, desconcertante y alentador y deprimente a partes iguales.

Firma: Esther Rodríguez