Cinco días sin Nora

Primer largometraje de Mariana Chenillo, premiado en numerosos festivales y certámenes (Críticos Argentinos, Festival Latinoamericano de Biarritz, Festival de Mar de Plata, Miami Film Festival… y la propia Academia mexicana). La directora se ha basado en parte de la biografía de su abuela para elaborar una historia en la que puede mezclar el tono cómico, aunque sombrío, con el trágico en una misma escena.

Chenillo hace que pivote la fuerza del conflicto en el protagonista, un gran Fernando Luján que marca el tono contenido pero naturalista de las interpretaciones. El guión juega con los cambios de registro y cierta estrategia de suspense e informaciones retenidas para manejar y atrapar al espectador en las cuatro paredes de la casa de Nora. Consigue buena parte de esos objetivos, sin embargo, el recurso de los flahsbacks se antoja como un algo manido y demasiado fácil para trazar las diferencias entre pasado y presente.

La directora mexicana posiciona a José como un ateo que disiente visceralmente de las tradiciones judías, que se ridiculizan en varios momentos, aunque también se despacha a gusto con el concepto de religión en general. No obstante, de fondo, Cinco días sin Nora habla más del deseo de perdonar y ser perdonado en una relación donde enfermedad, comprensión y sentimiento de culpa van muy de la mano. Mariana Chenillo aboga por no despreciar los vínculos que nos unen como familia y amigos, sin dejar que las apariencias nos conduzcan a juicios erróneos.

Sin ser redonda, la película deja un poso de interés por contar algo con peso, humano y trágico; y es que hay unos cuantos elementos clásicos que pululan en la funeraria historia de José y Nora.

Firma: Lourdes Domingo