Cherry pie

La ópera prima de Lorenz Merz es un particular ejercicio de minimalismo y sencillez estructural. Merz, además de dividir el film en capítulos numerados, pretende que el espectador sea cómplice de sus intenciones, mientras maneja del cámara con toda la libertad con la que maneja a la actriz protagonista.

A partir de aquí, el viaje de Zoe es un engima que, en realidad, no importa en su origen. Eso sí, el guión va dejando diversas señales en la errática y autodestructiva actitud de la protagonista y en la, supuestamente, inconexa carrera hacia ninguna parte.

Merz, como director, logra trasmitir la atmósfera interior, mientras mimetiza la exterior con esos tonos blancos y fríos. Aunque el recorrido de la película está justificado y no es caprichoso en todos sus flancos, la propuesta es más experimental que narrativa y sobre todo constituye un singular camino del gesto de la actriz. En este sentido, la francesa Lolita Chammah sostiene el plano sin apenas decir palabra durante 80 minutos. Algo no fácil y tampoco del gusto de todo espectador.

Firma: Lourdes Domingo