Catalunya über alles!

Ramon Térmens se estrenó en el largometraje con Joves, donde también exploraba las pasiones violentas e instintivas del hombre. Negro Buenos Aires fue su continuidad en la producción, y ahora lanza un proyecto muy autóctono, no sólo por la temática, sino porque es el primer film de su productora y distribuidora Segarra Films.

Sincera en sus buenas intenciones, la película abunda en las complicadas pasiones que palpitan en el tejido social contemporáneo. Y lo hace desde un prisma privilegiado para ello: una pequeña población del interior. Rodada en Almacelles (provincia de Lérida), la fotografía y algunas de las interpretaciones (Jordi Dauder en uno de sus últimos trabajos o Vicky Peña siempre creíble) imprimen un realismo escenográfico, sólo maquillado en el guión para hacer encajar todas las piezas en su discurso. Un discurso que invita a tener una mirada más amplia, contextualizada y menos sentimentalista de los complejos cambios sociales (inmigración, cambio de paradigma económico…) y también de las amenazas que nos rodean (inseguridad ciudadana, crisis de valores…).

Como film de tesis funciona y, aunque tiene frescura en varios momentos (como la trama del cobrador del frac), a Térmens se le va la mano en varios pasajes de tintes sexuales. La contención que utiliza en la trama del exconvicto, la abandona en la del empresario, sin que realmente aporte algo más que reclamo comercial de bajo corte.

Sin ser una grandísima película, cumple con algo muy importante: invita a pensar y, después, a debatir. Lo primero es importante que realmente sea lo primero.

Firma: Lourdes Domingo