Carne de neón

Paco Cabezas, el director de esta durísima película, ya había presentado en el Festival de Sitges, en 2007, el thriller Aparecidos, igual que ha hecho ahora con esta última, basada en un corto del mismo título que rodó el año 2005.

La historia, que llega al más alto grado de inmoralidad y de crueldad, reúne un cúmulo incesante de violentas y degradantes escenas que el guión intenta justificar teniendo en consideración el escenario ambiental en el que se desarrolla la acción.

La interpretación está fielmente ajustada a las necesidades del guión y a cada uno de sus “guiñolescos” personajes, entre los que destaca Mario Casas en un “Ricky” más que convincente y una Ángela Molina que defiende con su profesionalidad de siempre su esperpéntico papel.

Evidentemente, no hay duda de que Paco Cabezas ha querido hacer esta película con este guión y muy especialmente con este desgarrador y dramático tema, en el que se hace visiblemente patente la innegable influencia de Guy Ritchie, Quentin Tarantino o del mismo Pedro Almodóvar sobre su particular temática y la forma de plasmarla en imágenes.

El director, que en algunos momentos pretende suavizar la película con chispas de humor (negro, desde luego), dice no haber querido hacer un cine testimonial y realista, sino más bien pirotécnico, se expresa así: “Me limito a exponer un mundo sin hacer juicios de valor sobre lo que está bien o está mal”. Así, sin más.?

Evidentemente ha sido fiel a su intención de no emitir juicios, pero también los espectadores (sin duda alguna, adultos y muy preparados para la ingestión  de aquellas escenas) sabrán emitirlos con absoluta y total claridad.

De ello estoy seguro.

Firma: Joaquín Guitart