Ilich Ramírez fue el terrorista venezolano más buscado durante la época de la Guerra Fría. Conocido como Carlos y ‘El Chacal’, su vida no es la primera vez que se plasma en la gran pantalla. Caza al terrorista (Christian Duguay, 1997) supuso un acercamiento light a la figura de Ramírez de la mano de Ben Kingsley y Donald Sutherland, en el que sólo se buscaba el entretenimiento y la acción, marca americana por excelencia.
En esta ocasión, el proyecto del director francés es un poco más ambicioso. Carlos nació como serie de televisión de más de cinco horas (333 minutos) cuya versión cinematográfica ha sido recortada a 165 minutos, notándose las elipsis, sobre todo, de la mitad del film hacia el final. Durante este tiempo, la figura del terrorista se presenta a dos bandas. La primera, a través de los actos que le hicieron famoso -desde el intento de asesinato a un hombre de negocios judío residente en Londres hasta el secuestro de los miembros de la OPEP-, en los que se mezcla ficción con grabaciones de testigos documentales. La segunda, una mirada en profundidad a su controvertida personalidad.
Precisamente, uno de los puntos fuertes de la película es la reconstrucción histórica que se hace de una época, en concreto, el ataque a la OPEP y la función del terrorismo a favor de la causa Palestina. Todo ello materializado en la figura compleja de Carlos –muy bien interpretado por Edgar Ramírez-, un marxista islamista que se niega a rechazar la vida burguesa. Por cierto, sigue condenado a cadena perpetua por asesinar a sangre fría en un apartamento de París, en agosto de 1974, a dos inspectores de policía franceses y a un antiguo compañero terrorista libanés que, según Carlos, le había traicionado.
En definitiva, película demasiado larga y a veces cortada de forma muy brusca que resulta interesante porque hace reflexionar sobre la crudeza de una realidad histórica que aún perdura en nuestro tiempo.
Firma: Andrea Rodríguez
Historia de Ilich Ramírez Sánchez, quien durante dos décadas fue uno de los terroristas más buscados. Entre 1974, en Londres, donde intentó asesinar a un hombre de negocios judío, y 1994, cuando fue arrestado en Jartum, vivió varias vidas bajo varios pseudónimos siguiendo su camino a través de las complejidades de la política internacional de la época. Carlos protagonizó la historia del terrorismo internacional de las décadas de 1970 y 1980, desde el activismo pro palestino hasta el Ejército Rojo Japonés. Figura al mismo tiempo de la extrema izquierda y mercenario oportunista a sueldo de los servicios secretos de potencias de Oriente Próximo, formó su propia organización, instalada al otro lado del telón de acero y que estuvo activa durante los últimos años de la Guerra Fría.