Capitán Conan

Análisis

Magistral e impresionante película del crítico y realizador francés Bertrand Tavernier (La carnaza), que es la segunda de su trilogía antibélica, iniciada en 1988 con La vida y nada más. Concebida en imágenes tan feistas como de rara belleza, evoca con creces ese triste episodio de la Primera Guerra Mundial, y recrea las batallas de forma verdaderamente antológica.

El ambiente del frente –sobre todo, en las trincheras– demuestra el esfuerzo artístico-creador de un autor que ha cuidado todos los detalles hasta la saciedad. “Me obsesionaban los detalles –comenta el propio director– sobre la comida o las armas. Y tuvimos que inventar mucho sobre el grupo de Conan, porque era una especie de pelotón, una unidad que fue prácticamente ocultada para que practicara una guerra salvaje. No tenían disciplina y recibían una paga doble y doble ración de alcohol. Eran auténticos señores de la guerra´, unos asesinos que comían lo que querían, mientras otros se morían de hambre”.

Filme, por tanto, modélico a nivel de reconstitución histórica y significante –la cámara actúa como un soldado más–, que pasará a formar parte de los grandes clásicos del género. Basado en la novela autobiográfica de Roger Vercel (Premio Goncourt 1934), es obvio que su tono crítico y su fondo pacifista tienen claras reminiscencias de la obra maestra de Stanley Kubrick, Senderos de gloria (1957), que toca una temática análoga. A tal fin, Tavernier también ha contado con actores de excepción: junto a los dos protagonistas, Philippe Torreton, como el capitán Conan, y Samuel Le Bihan, como el teniente Norbert –amigos y enfrentados–, cabe destacar a los veteranos Claude Rich, en el papel del general Pitard –arquetipo de los militares aristocráticos que ordenaron fusilar a cientos de soldados en amañados procesos militares durante la Gran Guerra–, y Catherine Rich, como la madre del rehabilitado desertor.

Sin embargo, Travernier, en su contundente alegato, universaliza menos la acción que Kubrick y parece incidir más en el cinismo; al tiempo que remueve en la miseria moral de los personajes, de esa unidad de choque comandada por Conan –un grupo de 50 hombres, salido de prisiones militares y considerado por sus superiores como “bravísimos guerreros”–, que fue abandonada por el Estado Mayor y se dedicó a vagar entre el Danubio y Sofía, cometiendo todo tipo de fechorías y pillajes (aunque el objetivo de la cámara esté aquí bastante comedido, cosa poco habitual en este cineasta). Ahora bien, lo que sí consigue el realizador francés es actualizar el tema, sugiriendo al espectador ver el pasado desde la perspectiva del presente. Dejemos, si no, que hable el propio Bertrand Tavernier: Capitaine Conan aborda un tema que los gobernantes y la jerarquía militar siempre han ocultado: una vez acabada la guerra, ¿qué se ha de hacer con esta gente a la cual se ha instruido para matar? El árbitro silba el final de la contienda y han de volver a casa para casarse… Sólo hemos de ver los crímenes cometidos en los Estados Unidos por antiguos combatientes del Vietnam. O el caso de Bosnia, donde hay centenares de Conan, jóvenes proveídos de fusiles ametralladores que, durante cuatro años, han circulado con absoluta libertad de disparar y ahora les dicen: Regresad a casa y votad”. En este sentido, Tavernier muestra la anarquía que existía en el frente bélico, la lucha o la diplomacia entre los mandos aliados, el esprit galo y nacionalista..; en una palabra, la maldad y bajeza que desprenden las guerras, que sacan lo peor y lo mejor –¿heroísmo?, ¿temeridad?– de la condición humana. Ahí sí tiene otro punto de relación con la citada Paths of Glory, en ese sentido del deber que evidencia el teniente jurista o en la tristeza que embarga al final a Conan, retirado y con los días contados en su pueblo francés, quien antes había comentado: “Nosotros hemos hecho la guerra; vosotros la habéis ganado”, afirmando asimismo –en ese desenlace de gran intensidad emocional– que los mejores están en el Monumento a los Caídos… Calificada de brutal, cruda, realista y reflexiva, Capitaine Conan huye del maniqueísmo habitual en este tipo de películas.

De ahí que la peripecia de esos “guerreros”, especialistas en ataques-sorpresa y precursores de los comandos modernos, arrojados asimismo a la violencia, al desorden, robo y crímenes, haya planteado una serie de cuestiones a la crítica, que no quedan clarificadas en la voluntad de expresión de Bertrand Tavernier: “¿Existe algún límite o frontera desde la que estos hombres puedan regresar de la violencia ejercida? ¿hay algún momento en que ya no se puede dar marcha atrás en el horror?”, escribe Beatrice Sartori. Por su parte, el especialista galo Georges Collar conviene: “Es difícil saber a dónde quiere conducirnos Tavernier. Nos presenta los hechos en estado bruto: una galería extraordinaria de retratos diversos, una serie de dramas humanos, un relato minucioso de mezquindades cotidianas. Pero siempre evita el discurso ideológico que trazaría fronteras demasiado precisas entre los buenos y los malos. Su intención es diferente: desea mostrar la violencia que la guerra engendra y sus efectos sobre los combatientes. Para algunos no hay posibilidad de retorno, mientras que otros se esfuerzan penosamente en volver a la vida normal. Conan y Norbert encarnan estas dos actitudes”. Ciertamente, estamos ante una gran película filosófica sobre la guerra, de difícil lectura y algo ambigua a nivel de significado, que gustará más al público intelectual que al espectador aficionado a las “hazañas bélicas”. Ahora sólo cabe esperar la tercera parte de la anunciada trilogía antimilitarista de Bertrand Tavernier.

Firma: Josep Maria Caparrós

Extras DVD:

  • Audio: castellano, francés
  • Subtítulos: castellano
  • Trailer
  • Ficha artística y técnica

ficha técnica

Director: Bertrand Tavernier

Guionistas: Jean Cosmos

Intérpretes: Catherine Rich, Philippe Torreton, Samuel Le Bihan

Género: -

País: Francia

Fecha estreno: 09/05/1997

Lenguaje: Vulgar

Público

+18 años

Valoración

Contenido

Humor

Acción

Violencia

Sexo

Valores

Europa, 1918-1919: Frente oriental de la I Guerra Mundial. Narra un hecho que ha sido silenciado por la historia oficial: la actividad de los soldados franceses, a lo largo de los nueve meses que siguieron al armisticio, en Bulgaria, Rumania y Hungría. En los Balcanes, combatieron 120.000 hombres –de los que murieron 80 mil–, y cuyo Ejército “fantasma” –enfrentado a las tropas revolucionarias bolcheviques– sería abandonado por los políticos y nunca reconocido en los desfiles conmemorativos ni en el Monumento a los Caídos.

Título original: Capitaine Conan

País: Francia

Duración: 129'

Fecha producción: 1996

Distribuidora: -

Color: Color

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