Un director prácticamente novel y el que fue director y guionista de Whiplash y también autor del libreto de Grand Piano llevan el peso de hacer brillar un nuevo juguete producido por J.J. Abrams e ideado por Campbell y Stuecken. Después del Cloverfield de 2008, con Matt Reeves y Drew Goddard a la cabeza, Abrams presenta una nueva historia que conecta con la anterior más por los aledaños retóricos y simbólicos que porque exista una continuidad argumental.
Dan Trachtenberg se encarga de poner careta al lúdico paseo por los géneros que supone este nuevo Cloverfield. En un declarado contexto de apocalipsis, que la trama se encarga de poner en duda, se suma un ambivalente trabajo sobre el suspense, la ambigüedad, la paranoia y la locura que bordea los contornos del cine de psicópatas, de ciencia-ficción, de terror e incluso pinceladas del melodrama donde los protagonistas confiesan su trauma pasado.
Calle Cloverfield 10 es entretenida y modélica en su registro clásico. Esos planos detalle tan singularizados como avance de un cumplimiento de guion o esos encuadres que rezuman Encuentros en la tercera fase de Spielberg son poco homenaje al cine comparado con el trabajo sobre el off o fuera de campo; algo que ya era el leitmotiv del primer Cloverfield.
Este juguete de Bad Robot (la productora de Abrams) es el caramelo que esperan sus fans más jóvenes; un público amante del terror y las emociones fuertes, pero también de las pistas y regalos de este productor.
En todos estos aspectos el film funciona y es impecable. No quiere dar más que lo que se le supone. Tan solo es achacable un uso omnipresente y demasiado intenso de la banda sonora que llega a oprimir y a reducir el efecto propio de una realización interesante. Tampoco hay que olvidar que los tres actores principales mantienen el tipo frente al reto del espacio limitado, el plano cercano y el guion de extremos. John Goodman ajusta muy bien su polarizado rol y Mary Elizabeth Winstead aguanta también muy bien ese tirón protagonista; no decepciona.
Un gadget para el público que busca alta tensión y para los seguidores de Abrams que disfrutan con sus devaneos de ficción que, en realidad, accionan reflexiones sobre el mismo dispositivo cinematográfico, sobre la mirada del espectador y la tradición narrativa.
Firma: Lourdes Domingo
Una joven sufre un extraño accidente de coche al ser arrollada por un vehículo en una carretera solitaria. Al despertarse se encuentra encerrada en un búnker y un hombre, extraño y excéntrico, dice haberla salvado del día del juicio final. Según afirma este hombre, el exterior es inhabitable por culpa de una catástrofe apocalíptica, todas las personas han muerto y ellos son los únicos supervivientes.