Amityville. El despertar

Este acto terrorífico de DeFeo hizo famosa la pequeña localidad de Amityville y el cine, inspirado por enésima vez en aquella masacre, nos devuelve a la casa del terror más célebre del mundo. Esta vez, en manos de Khalfoun, tenemos un guión difuso que en pantalla resulta elegantemente contenido y que intenta asustarnos con moderación.

La novedad de incluir a un adolescente en estado vegetativo en la trama es algo arriesgada, aunque empuja hacia las sombras con más celeridad de la esperada. Y es que aterroriza más la sola idea de tener a un hermano en semejantes condiciones que la de alojar en pensión completa al espíritu de DeFeo en tu casa.

El esfuerzo por llevarnos hacia el espanto es notable, pero la tensión se dispersa por momentos al pretender abarcar varios frentes: la enfermedad del chico, la relación con la madre y la integración de Belle en su nuevo instituto. Tan bien perfilados los tres que acaban despistando al espectro. Al final se pasan unos buenos malos momentos, como tiene que ser en cualquier un film del género que se precie. Entretenida y pulcra.

Firma: Ana Puigarnau