Al nacer el día

La cinematografía serbia pone, una vez más, sobre la mesa un argumento-denuncia de las innumerables tropelías efectuadas por el régimen nazi contra la humanidad, durante aquellos tristes años en los que ser judío o en este caso, gitano serbio, era un seguro de muerte.

Aunque esta cinta no relata en vivo aquellos execrables hechos, sí basa su contenido en las tristes consecuencias de aquella barbarie. Al nacer el día es, forzosamente, una película llena de melancolía en la que el protagonista (el viejo profesor de música), gracias a un fortuito hallazgo, después de varios años, casualmente conoce su verdadera identidad y procedencia.

Este caso, sea o no real, refleja dos angustiosas facetas del sufrimiento incuestionable de un pueblo: el recuerdo del terrible genocidio sufrido en una época no demasiado lejana y la voluntad de un hombre por el reencuentro anímico con quienes fecundaron su vida, antes de ver fatalmente truncada la suya propia.

Mustafa Nadarevic, uno de los actores más famosos de la antigua Yugoslavia, encarna con evidente humanidad y calidez el papel del veterano profesor dedicado, desde aquel momento, a reencontrarse con su verdadero pasado, rindiéndole su tributo más personal: la música. Las secuencias finales están llenas de sensibilidad, donde una descriptiva cámara y la expresividad de las notas se unen en un emotivo recuerdo.

No es la primera, ni será la última vez que el cine reviva facetas y retazos de una época que sería mejor poder olvidar. Aunque, quizás, estos testimonios sirvan para evitarlos de nuevo. Tal como recuerda la propia película: “Al nacer el día, las almas se despiertan… y surge un nuevo amanecer”.

Firma: Joaquín Guitart