Realizado con brillantez formal por el cineasta alemán Wolfgang Petersen (El submarino, La historia interminable), este especialista sigue el estilo que le ha llevado a triunfar en su “exilio” estadounidense: En la línea de fuego (1993), con Clint Eastwood; y Estallido (1995), con Dustin Hoffman.
Ahora le ha tocado el turno al actorestrella Harrison Ford, que encarna a un presidente USA muy próximo al “Indiana Jones” de Spielberg, y cuya imagen de “duro” y conservador evoca al entrañable Gary Cooper. Lo mejor de la película, no obstante, son los efectos especiales –sobre todo, aéreos– y ese coprotagonista que resulta el avión 747 del presidente –Air Force One, perfectamente equipado–, así como el clima de “suspense” que logra el director, con una intriga y acción trepidante que mantiene al espectador en vilo a lo largo del emocionante relato. El avión del presidente ha tenido una fría acogida por parte de cierto sector de la crítica, que ha tachado el filme de neofascista, defensor de los valores que sustentan la sociedad norteamericana tradicional –ley, familia, religión–.
Aunque es obvio que la propaganda USA está presente en la trama, me parece exagerado descalificar así a una cinta comercial que, ante todo, pretende distraer el público popular y a los aficionados al cine de géneros hollywoodiense. Sin embargo, dejemos que hable extensamente el propio cineasta germano: “En Alemania nadie podía sentirse patriota después de la guerra, Nosotros crecimos sin ningún orgullo de ser alemanes. Nos educaron para que nos sintiéramos culpables de nuestra nacionalidad. Por eso a mí me fascinó –afirma Petersen– el orgullo nacional de los norteamericanos, algo que siguieron manteniendo después del Watergate y de Vietnam. Tienen una noción inocente de lo bueno que es sentirse norteamericano, que pasa por el amor a la bandera y al himno nacional, algo que yo ya exploré en In the line of fire. En el caso de Air Force One tuve la posibilidad de explorar aún más este asunto, de una forma casi inocente. Éste es el presidente que todos los norteamericanos quisieran tener, un presidente que les rompe el trasero a patadas a todos los que se enfrentan, literalmente hablando. Es pura fantasía. Y toda esa aureola de patriotismo que rodea sus acciones forma parte de esa fantasía. Creo –conviene el realizador– que una de las funciones del cine es permitirnos soñar. En Air Force One, el sueño es un presidente que no miente, que dice la verdad sin concesiones. Es un cuento de hadas, sin lugar a dudas…” (Cfr. LERMAN, G. “Entrevista a Wolfgang Petersern”, en Dirigido, No. 260, septiembre 1997, pp.2728).
Ciertamente, me parece que ésta es la verdadera interpretación de la película; buscarle mensajes subliminales o “segundas lecturas” es sacar las cosas de quicio, pues El avión del presidente es una cinta de aventuras, un thriller bastante convencional –de buenos y malos, con un final previsible y cierta humanización de los terroristas–, dirigido con eficacia y estilo artesanal, que retrata la sencilla mentalidad del americano medio.
Firma: Josep Maria Caparrós
Extras DVD:
- Audio: inglés, alemán, español, ruso
- Subtítulos: inglés, francés, italiano, español, alemán, portugués, sueco, noruego, danés, finlandés, islandés, hebreo, croata, estonio, inglés para sordos, alemán para sordos
El presidente de los EEUU regresa de un viaje oficial a Rusia a bordo de un Air Force One. Un grupo terrorista ruso se apodera del avión y toma como rehenes a la familia y miembros del equipo presidencial.
